2 Especie
El bonsái de glicinia tiene necesidades únicas de fertilización debido a su capacidad para fijar nitrógeno de la atmósfera. Aplique fertilizante orgánico sólido mensualmente o fertilizante líquido semanalmente durante la temporada de crecimiento. Aunque el árbol crece vigorosamente y disfruta de una alimentación regular, evite fertilizantes con alto contenido de nitrógeno, ya que esto promueve el crecimiento de hojas sobre la floración. Un enfoque equilibrado utilizando tanto fertilizantes sólidos como líquidos puede proporcionar una nutrición óptima para esta especie de rápido crecimiento.
Su bonsái de glicinia requiere exposición plena al sol durante la temporada de crecimiento, siendo la luz solar esencial para la floración. Aunque es naturalmente resistente a las heladas cuando se cultiva en el suelo, los especímenes cultivados en contenedores necesitan protección invernal para sus sistemas de raíces más vulnerables. Una ubicación orientada al este que ofrezca sol por la mañana y sombra por la tarde funciona bien. Durante los meses de invierno, proteja el árbol de las temperaturas de congelación trasladándolo a un ambiente libre de heladas como un invernadero frío, garaje o cobertizo que se mantenga por encima de 15°F (-10°C).
La poda estructural se realiza mejor a principios de la primavera o después de la floración. Permita que los zarcillos crezcan hasta julio antes de recortarlos. Una vez que las hojas hayan caído, puede podar ramas y ramitas y alambrar la estructura. Tenga cuidado de identificar y preservar los brotes cortos que contienen botones florales, que se ven claramente diferentes de los brotes de hojas. Aunque el dosel puede necesitar un adelgazamiento en verano si se vuelve demasiado denso, evite la defoliación completa. Limite el desarrollo de vainas de semillas, ya que drenan energía del árbol. Enfóquese en mantener una estructura abierta que permita la circulación de luz y aire para prevenir la muerte del follaje interior.
El calendario de trasplante varía con la edad del árbol: las glicinias más jóvenes necesitan ser trasplantadas cada dos años, mientras que los especímenes más viejos pueden pasar de 3 a 5 años entre trasplantes. Realice esta tarea a principios de la primavera antes de que los brotes se abran. La glicinia tolera bien la poda de raíces, aunque tenga más precaución con los árboles maduros. Use una mezcla de suelo básica y bien drenada con un pH entre 5.5-6.0. Curiosamente, las glicinias tienden a florecer mejor cuando están ligeramente enraizadas, así que evite trasplantar con demasiada frecuencia o usar macetas demasiado grandes.
El bonsái de glicinia requiere abundante agua durante la temporada de crecimiento, especialmente en verano cuando las necesidades de agua alcanzan su punto máximo. Una técnica útil es colocar la maceta en una bandeja poco profunda llena de agua durante el riego para asegurar una saturación completa del suelo. Mantenga las raíces consistentemente húmedas pero no encharcadas durante los meses de otoño e invierno cuando las necesidades de agua disminuyen. El monitoreo regular de la humedad es esencial: verifique la humedad del suelo diariamente durante la temporada de crecimiento y ajuste la frecuencia de riego según las condiciones ambientales y la etapa de crecimiento del árbol.