3 Especie
Durante la temporada de crecimiento, alimenta tu bonsái de mirto semanalmente con un fertilizante líquido equilibrado diluido a la mitad de su concentración. Si mantienes tu árbol en condiciones cálidas por encima de 50°F (10°C) durante el invierno y sigue creciendo, reduce la fertilización a dos veces al mes. Evita fertilizantes altos en nitrógeno, ya que esto puede promover un crecimiento excesivo del follaje a expensas de la floración. Durante el período de descanso invernal, suspende la fertilización completamente para permitir que el árbol entre en su fase de dormancia natural y conserve energía para el crecimiento primaveral.
El equilibrio adecuado de nutrientes es crucial: el nitrógeno apoya el desarrollo de las hojas, el fósforo ayuda al crecimiento de las raíces y el potasio mantiene la salud general. Presta especial atención a los signos de deficiencia de nutrientes como hojas amarillentas (nitrógeno), follaje púrpura (fósforo) o bordes de hojas marrones (potasio).
Coloca tu bonsái de mirto donde reciba luz brillante pero indirecta, ya que los rayos directos y fuertes pueden dañar el follaje. Durante los meses de verano, coloca el árbol en semisombra para evitar quemaduras. A medida que se acerca el otoño, reubícalo en una habitación fresca con una ventana orientada al sur o bajo luces de crecimiento para mantener niveles de luz adecuados durante el invierno. El rango de temperatura ideal es entre 50-80°F (10-27°C).
Los ambientes interiores pueden ser bastante secos, por lo que considera usar una bandeja de humedad o rociar regularmente para mantener los niveles de humedad moderados a altos que prefieren los bonsáis de mirto. Evita colocarlos cerca de conductos de calefacción o unidades de aire acondicionado que puedan crear fluctuaciones de temperatura y condiciones de aire seco que estresen al árbol.
Durante la temporada de crecimiento, pellizca las puntas de los nuevos brotes para fomentar la ramificación y crear un follaje más denso. Esta técnica ayuda a desarrollar la forma compacta del árbol y promueve la brotación trasera. Para la poda estructural, concéntrate en eliminar ramas cruzadas y aquellas que interrumpan la silueta deseada. Siempre usa herramientas afiladas y limpias para hacer cortes precisos y evitar desgarrar la corteza.
El mejor momento para la poda mayor es durante el período de crecimiento activo en primavera y verano. Al podar, intenta mantener una estructura abierta que permita que la luz y el aire lleguen a las ramas internas. Ten especial cuidado de no eliminar demasiado follaje de una vez, ya que esto puede debilitar el árbol. La poda de raíces debe hacerse durante el trasplante, pero evita una reducción agresiva de las raíces, ya que los mirtos pueden ser sensibles a la perturbación de las raíces.
Trasplanta los bonsáis de mirto jóvenes cada 2-3 años, mientras que los especímenes más viejos pueden pasar de 3 a 5 años entre trasplantes. El mejor momento para trasplantar es a finales del invierno o principios de la primavera antes de que comience el nuevo crecimiento. Usa una mezcla de suelo bien drenante, ligeramente ácida a neutra, compuesta por 60-70% de akadama, 20-30% de piedra pómez y 10-20% de materia orgánica como turba o compost.
Durante el trasplante, poda cuidadosamente las raíces, eliminando no más de un tercio de la masa radicular. La nueva maceta debe ser ligeramente más grande que el cepellón y tener buen drenaje. Después del trasplante, coloca el árbol en un lugar sombreado y mantén una humedad uniforme hasta que el nuevo crecimiento indique una recuperación exitosa.
La clave para regar el bonsái de mirto es mantener una humedad constante sin encharcar el suelo. Verifica los niveles de humedad diariamente insertando tu dedo en la capa superior del suelo; riega abundantemente cuando se sienta ligeramente seco al tacto. Asegúrate de que el agua drene libremente por los agujeros de la maceta. Siempre que sea posible, usa agua de lluvia, ya que los mirtos son sensibles al alto contenido de cal en el agua del grifo.
Durante el clima cálido o la temporada de crecimiento, es posible que necesites regar con más frecuencia. Reduce el riego en invierno cuando el crecimiento del árbol disminuye. Nunca riegues por la noche, ya que esto puede promover el crecimiento de hongos. El tamaño de tu maceta, la composición del suelo y el clima local influirán en la frecuencia de riego, así que observa las necesidades específicas de tu árbol y ajusta en consecuencia.