5 Especie
Alimenta tu bonsái de Ligustrum cada dos semanas durante la temporada de crecimiento (primavera y verano) utilizando un fertilizante químico equilibrado diluido a la mitad de su concentración o un fertilizante líquido orgánico. Durante el invierno, reduce la fertilización a una vez al mes. Para obtener mejores resultados, siempre aplica el fertilizante en suelo húmedo para asegurar una adecuada absorción de nutrientes y distribución a lo largo del sistema radicular. Comienza a fertilizar cuando notes que aparece nuevo crecimiento en el árbol, ya que esto indica el inicio del período de crecimiento activo.
El programa regular de fertilización ayuda a promover un crecimiento saludable, un follaje vibrante y una mayor resistencia a plagas y enfermedades. Esta rutina de alimentación constante proporciona los nutrientes esenciales necesarios para el patrón de crecimiento vigoroso del árbol y ayuda a mantener su salud y vitalidad general a lo largo de las estaciones.
El bonsái de Ligustrum puede prosperar tanto en condiciones de pleno sol como de sombra parcial, lo que los hace bastante versátiles. Sin embargo, la gestión de la temperatura es crucial: llévalos al interior cuando las temperaturas bajen de 40°F (4°C). Pueden cultivarse con éxito tanto en interiores como en exteriores, pero prefieren estar afuera durante condiciones climáticas favorables para beneficiarse de la luz solar natural. Cuando se mantengan en interiores, asegúrate de que reciban luz brillante e indirecta y mantén niveles adecuados de humedad.
Para un crecimiento y floración óptimos, coloca el árbol donde reciba pleno sol por la mañana pero con algo de protección del intenso calor de la tarde. Este equilibrio ayuda a prevenir la quemadura de las hojas mientras proporciona suficiente luz para un crecimiento robusto y producción de flores. Considera rotar el árbol periódicamente para asegurar un crecimiento uniforme en todos los lados.
El Ligustrum responde extremadamente bien a la poda y requiere atención regular debido a su rápido ritmo de crecimiento. Poda a principios de primavera antes de que emerja el nuevo crecimiento, enfocándote en mantener la forma deseada y eliminando cualquier rama muerta o cruzada. Al tratar con nuevo crecimiento, que puede producir hasta 7 o más racimos de hojas a la vez, recorta dejando solo dos hojas en cada nuevo racimo de crecimiento. Esta técnica ayuda a mantener la forma compacta del árbol y fomenta una ramificación densa.
Elimina todos los brotes que crecen cerca de la base del árbol ya que desvían nutrientes de las ramas superiores. La corteza del árbol es sensible pero flexible, lo que la hace ideal para el alambrado y modelado, pero ten cuidado para evitar daños. El alambrado debe hacerse a finales de primavera, y gracias al rápido ritmo de crecimiento del árbol, cualquier daño menor en la corteza por el alambrado generalmente sana rápidamente.
Trasplanta tu bonsái de Ligustrum anualmente debido a su vigoroso sistema radicular y rápido ritmo de crecimiento. El mejor momento para trasplantar es a principios de primavera antes de que comience el nuevo crecimiento. Las raíces pueden podarse de manera agresiva cada 2-3 años ya que el Ligustrum tolera bien la poda de raíces. Usa una mezcla de suelo bien drenante que consista en 60% de agregado (piedra pómez o pellets de arcilla) y 40% de materia orgánica (suelo de compost).
Durante el trasplante, inspecciona cuidadosamente las raíces y elimina cualquier raíz podrida o enroscada. Este mantenimiento regular ayuda a mantener la salud del árbol y previene que se vuelva raíz atada, lo que podría impedir el crecimiento y la absorción de nutrientes.
Aunque el Ligustrum es relativamente resistente, el riego adecuado es esencial. Riega regularmente durante el verano para evitar que el suelo se seque completamente, pero evita el exceso de agua ya que son susceptibles a la pudrición de raíces. Durante los períodos de calor, puede ser necesario regar dos veces al día. Verifica los niveles de humedad insertando tu dedo en la pulgada superior del suelo: si se siente seco, es hora de regar.
Usa agua a temperatura ambiente y asegura un drenaje completo después de cada sesión de riego. Mantén niveles de humedad consistentes sin permitir que el suelo se encharque. Durante los meses de invierno, reduce la frecuencia de riego pero continúa monitoreando los niveles de humedad del suelo para prevenir tanto el exceso como la falta de agua.